HAY OTRAS FORMAS DE SER FUERTE
- Alfonso De la Puente
- 14 dic 2022
- 2 Min. de lectura
Ordenaba mi habitación hace unos días y me encontraba con un tipo de novela difícil de encontrar entre mis libros, uno de los grandes exponentes de la fantasía: el Imperio Final, del maestro Brandon Sanderson. Mientras buscaba dónde colocarlo, me fijé en que había subrayado algunas páginas y las observé durante unos momentos, devolviéndome la reflexión que ya hice meses atrás cuando lo leí.
Una de las escenas que había subrayado situaba a Tresting observando a un grupo de skaa, cumplían diversas funciones, pero todas ellas se resumían en agachar la cabeza y arrodillarse, sudando y sin quejarse. No se quejaban porque no tenían esperanzas de que nada en ellos ni en ningún sitio cambiase, en las propias palabras del autor:
“Apenas se atrevían a pensar. Así era como debía ser, pues eran skaa”.
Y es que esta novela se nos muestra como una panorámica escalofriantemente exacta de lo que vemos hoy, una sociedad cargada de skaa, que llevan mil años siendo explotados por una mentira emborronada a la que poco a poco, desgraciadamente, hemos acabado llamando progreso. Un conjunto de personas a las que no les quedan fuerzas ni espíritu, como no podía ser de otra forma, pues durante generaciones han sido sometidos y no parece quedar nada por lo que luchar.
En España, más de dos millones de personas están diagnosticadas con depresión y somos el país líder en consumo de ansiolíticos y antidepresivos. En la juventud los trastornos alimentarios están a la orden del día, como también lo está el suicidio, del cual registramos en 2020 once al día. Todo esto mientras la gente se lanza a la calle y se organiza para exigir su derecho a acabar con su propia vida.
Mi objetivo con esto no es aburrir al lector con dramatismos y catastrofismos propios de la pornográfica prensa de hoy, sino decir que el sistema ha fallado, que el plan que nos presentaron como novedad y futuro no se traduce más que en fracaso y muerte.
Lo que hay hoy no debe cambiar, debe desaparecer. Hemos de empujar el árbol podrido para que caiga y, en su lugar, plantar uno nuevo, con raíces fuertes y de ramas fructíferas.
Hay que decir que Brandon Sanderson no sólo nos plasmó el problema, sino que nos señaló un ligero indicio de cómo había de ser la lucha:
“Vin dejó que ni el odio ni la rebeldía se notaran en sus ojos. Simplemente agachó la cabeza, dándole a Camon lo que esperaba ver. Había otras formas de ser fuerte”.
Seamos fuertes de manera distinta a ellos, pongámonos la armadura de la esperanza, enarbolemos los estandartes de la Verdad y carguemos nuestras más efectivas lanzas: las ideas y la palabra.
Alfonso de la Puente Carabot.
14/12/2022

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